Cuando tu voz tiembla en el liderazgo femenino: una reflexión sobre dirección interna
Imagen cortesía de Juno House
¿Qué ocurre con tu voz interior en el liderazgo femenino?
Hay algo que rara vez se dice con franqueza en los entornos de liderazgo femenino:
No siempre callas por miedo.
A veces callas porque has aprendido que expresar tu voz interior puede costarte conexión.
Y cuando otra mujer habla con firmeza, con seguridad, con voz entrenada — no es que no sepas qué decir.
Es que tu cuerpo reacciona como lo ha hecho muchas veces:
Se retrae. Evalúa. Se contiene.
No es incapacidad. Es memoria emocional.
Esto no tiene que ver con falta de presencia ejecutiva, sino con una falta de contexto emocional y dirección interna capaz de sostener lo que sabes, incluso cuando nadie más lo valida.
¿Por qué pasa esto?
En mi trabajo con mujeres líderes como fundadoras, inversoras, creativas, artistas, expertas en tecnología e inteligencia artificial y coaches de alto nivel en todo el mundo, lo he visto una y otra vez:
La voz no se debilita por falta de contenido.
Se debilita por falta de contexto interior.
Es decir: por no contar con un espacio interno capaz de sostener lo que sabes, cuando fuera no hay aplauso, ni aprobación, ni acuerdo inmediato.
¿Cómo se entrena eso?
No es cuestión de repetir mantras.
No es cuestión de hablar más alto.
Y desde luego no se trata de seguir un guion.
Se trata de empezar por aquí:
“¿Qué ocurre en mí cuando otra persona me contradice con seguridad?”
“¿Qué parte de mí estoy intentando proteger cuando elijo callarme?”
Y quedarse ahí.
Sin reaccionar.
Sin resolver.
Solo observando.
Eso ya es liderazgo. Del que no siempre se ve, pero que sostiene todo lo demás.
Lo que cambia cuando te sostienes
Las mujeres que logran sostener su voz sin necesidad de imponerse no son más valientes. Están más entrenadas. En algo que no suele enseñarse:
La capacidad de estar presentes con la incomodidad sin editar su verdad para agradar o encajar.
No están intentando tener razón.
Están intentando no dejarse a sí mismas fuera del proceso.
¿Y tú?
Si esto te resuena, te invito a hacerte estas preguntas, no desde la teoría, sino desde la experiencia:
¿En qué contextos sientes que tu voz se diluye?
¿Qué patrones internos se activan ahí?
¿Qué necesitarías para sostenerte sin necesidad de defenderte?
No respondas con frases bonitas.
Responde con lo que sea verdadero. Para ti. Ahora.
No compartas este artículo si te hizo sentir bien.
Compártelo si tocó justo ese lugar donde sueles callarte.
Ahí es donde empieza a cambiar algo.
Chus Cartes